¿Por qué lo llaman «Ike»?… Inicios de un héroe de guerra

1854, Jacob F. Eisenhower, predicador del “Brethren in Christ Church” en Pensilvania, una secta religiosa cuya consigna era la vida perfecta a través de la sencillez, el trabajo y la frugalidad. Es este entorno, “Lykens Valley” dentro del Dauphin County, que junto a su esposa Rebeca construyen su primer hogar (los visitantes de este lugar aún pueden ver la casa de ladrillo en pie), para dar nacimiento a su hijo David Jacob Eisenhower, padre de un Presidentes de los Estados Unidos.

Tan solo veinticuatro años después los Eisenhower vendieron su propiedad en 8.500 US, uniéndose a una caravana de colonizadores, estableciéndose finalmente en Kansas. El origen de los Eisenhower no está del todo claro, se cree que vinieron de Suiza, Holanda o Alemania.

David Jacob entró a estudiar en Lecompton College, donde conoce a Ida Elizabeth Stoever, con quien contrae matrimonio en 1885. La joven pareja se instala en Denison, Texas, donde el 14 de octubre de 1890 tuvieron a un gran bebe (literalmente “grande”), nombrado «David Dwight Eisenhower».

La madre odiaba los apodos (muy comunes en Norteamérica), temiendo que lo llamaran “Dave”, antepuso el nombre Dwight a su nombre de pila David, siendo para ella siempre Dwight David, y con el tiempo en los registros biográficos esto quedaría como ella lo nominó. Pero, da nada valió la pena, ya que el difícil Dwight se transformó en un escueto “Ike”, con el cual quedaría identificado para toda la vida.

A la edad de 2 años del pequeño Ike, su padre sintió la nostalgia de su anterior Kansas, decidiendo el traslado junto con su familia a dicho Estado. Se establece en el pueblo ganadero de Abilene, donde fueron una notable familia, por su laboriosidad (consideremos que mano de obra había, con seis hijos a su haber) y simpatía. Dwight trabajaba en lo que «caía» junto a sus hermanos, fue incluso repartidor de leche, destacando siempre por su franqueza, un carácter juicioso y su fe en el esfuerzo humano a condición que se obrara con rectitud.

En su época de colegio, no era un alumno destacado, pero si resaltaba por su capacidad de buscar soluciones fáciles para problemas tanto suyos como los de sus amigos, dando señales de un buen guía y organizador, era incluso relativamente frecuente capitanear algún grupo de muchachos de su edad.

Por falta de recursos para entrar en la universidad, postula (por consejo de un chico de las fuerzas armadas) a la Marina, pero también al Ejército. En este último por su buena puntuación, es aceptado, siendo desde ese momento cadete en West Point. Desde el primer día fue un alumno modelo, aplicado y entusiasta, bueno tanto en el deporte como en los libros.

En 1915 al cumplir 25 años, se graduó de West Point como subteniente y lo destinaron al 19º regimiento de Infantería, de guarnición en San Antonio, Texas. Al poco tiempo de incorporarse en este nuevo destino, se enamora locamente de una joven de 19 años, Mamie G. Doud, oriunda de Iowa y que estudiaba en Denver, Colorado, estaba en San Antonio porque había ido a ver a sus padres, residentes locales. Fue amor a primera vista al ver al subteniente, risueño de ojos azules, y tras un breve noviazgo, contraen matrimonio en 1916.

El 24 de septiembre de 1917, tuvieron su primer hijo, Doud Dwight, pero fallece a los 3 años de edad, generando una gran aflicción en la pareja. Logran salir adelante juntos, y el 3 de agosto de 1923 tuvieron un segundo hijo, John Sheldon Doud. Fueron una gran pareja, Mamie complementaba a Ike con su iteligencia, sencillez, amor al prójimo y gustos.

Continuando con su carrera militar, Ike quería más, decidiendo ingresa a la Escuela de Mandos y Estado Mayor de Fort Leavenworth, logra su egreso como el número uno de su promoción. Mientras ocurría esto, Europa estaba cursando la Primera Guerra Mundial, y Estados Unidos interviene en favor de Francia e Inglaterra, con lo que se abre la oportunidad para Eisenhower de probar su habilidad en un campo de batalla real, pidiendo un puesto en el Cuerpo de Tanques. Es nombrado jefe de la base de instrucción de Camp Colt con el grado (provisional) de teniente coronel y con 6.000 tanquistas a su cuidado. Nunca pudo estar oficialmente al frente, ya que sus jefes consideraban que sus dotes organizacionales se perderían al enviarlo al frente, como un soldado más. Terminando la guerra obtiene la medalla de “Servicios Distinquidos”, y permanecerá en Camp Colt por unos 4 años más. Ya convertido en un experto en tanques, ve que su siguiente sueño es ser piloto de avión, lo cual no logrará hasta 1936, cuando con cuarenta y seis años, obtiene el diploma de piloto.

El general Douglas Mac Arthur, supo de este notable oficial y logra que lo agreguen como jefe de su estado mayor, siendo así que en 1931 trabajarían juntos en Washington, en los planes para centralizar el mando de las fuerzas aéreas. Ike asumiría en este periodo varios trabajos, pero siempre como auxiliar en los altos mandos, y en sus tiempos libres un estudiante inagotable y más aún mejor lector de historia militar.

El general Douglas Mac Arthur volverá a recurrir a Ike, pero cuando ya era este aviador, para su ayuda en la organización de las fuerzas del aire en Filipinas. Ike proyecta y construye los campos de aterrizaje del archipiélago, y luego dispone de los equipos y programas de instrucción. Junto con Douglas, son quienes realizan la estrategia defensiva que se pone en práctica cuando los japoneses atacaron Bataán y Corregidor en las Filipinas.

Luego en Estados Unidos, ahora a las órdenes del general Walter Krueger, tiene algunas campañas exitosas, para finalmente recibir su ascenso a general de brigada (cuando regresa a su base).

El 7 de diciembre de 1941, Estados Unidos vive uno de los peores días de su historia, con el ataque por parte de los japoneses a Pearl Harbor. En dicho contexto, cinco días después aterrizaba en Washington, bajo órdenes del presidente Roosevelt, quien había aleonado a la nación para que aceptara la lucha a muerte impuesta. Ante esta inmensa movilización de recursos económicos y militares, Ike se veía pensativo, quizás intuyendo el enorme papel que tendría, pero nunca imaginando que entraría en esos mismos libros de historia que él leía con tanta pasión, pero como el flamante personaje principal de la historia.