Parte 5: Miguel Ángel, El «Hijo adoptivo» de el Magnífico
Miguel Ángel y se genio sin igual, no pasaron desapercibidos a los ojos del mecenas de los Médici, por lo que Lorenzo se ve motivado a establecer una conversación Ludovico, padre de Miguel. Posterior a lo cual, el joven es trasladado a la residencia principal de la familia más poderosa de Florencia, para por una parte seguir la formación como un prometedor artista y comenzar a laborar para la familia directamente.
No hay claridad de donde vivió Miguel Ángel, se teoriza que pudo ser en el jardín de las esculturas de San Lorenzo. Al joven Miguel se le proporciona una capa color violeta, para dotarle de un aspecto más elegante y un salario de cinco ducados mensuales. Toda esta generosidad era algo habitual en la doctrina de Lorenzo, ya que amaba de sobremanera a aquellos que destacaban en las artes y colmaba de favores a los eruditos.
De entre estos eruditos favorecidos por Lorenzo, había uno que es necesario destacar, “Poliziano” (1454-1494), llamado de nacimiento Angelo Ambrogini (el nombre Poliziano es una versión latinizada de localidad natal, Montepulciano), fue uno de los máximos poetas y eruditos de aquella época. En 1490, era amigo cercano de Lorenzo y había sido tutor de sus hijos (de hecho, lo podemos ver subiendo por una escalera con ellos en el fresco de Ghirlandaio de Santa Trinità).
Poliziano toma como nuevo pupilo a Miguel Ángel, a quien le tenía mucho aprecio, aunque no se descarta que haya existido una atracción sexual, ya que si hay antecedentes de la atracción de Poliziano por los hombres jóvenes.
En cuanto al hogar de los Médici, llamado “Corte de los Médici”, su atractivo principal es que no era una corte propiamente tal, ya que ellos no eran príncipes, sino solo ciudadanos acaudalados. En consecuencia, reinaba un ambiente más relajado de lo común de los círculos aristocráticos y principescos. Resultado de esto es que hubo quejas de alguno ciertos personajes, por ejemplo, el hijo del papa Inocencio VIII, Franceschetto Cybo, que contrae matrimonio con Maria Maddelena (hija de Lorenzo), reclamos en relación a la falta de ceremonia con la que se le recibió (se le explica que mientras más se le trate como un miembro de la familia común y corriente en los Médici, mayor es el honor). Otro ejemplo era que a la hora de sentar a los comensales para la cena no se prestaba atención al rango (así es como Miguel Ángel tuvo el placer durante las comidas de ser tratado prácticamente como un hijo y de paso codearse con los eruditos más importantes de la época).
De todos modos, hay que decir que Miguel Ángel dio muy pocos detalles de lo que pasaba en la corte de los Médici o información acerca de los huéspedes de Lorenzo. Solo podemos destacar como elemento de discordia en esta vida, en apariencia perfecta, que nunca abandona su “línea” de estudio en favor del pasatiempo principal de la familia de Lorenzo, la música (la lira y/o la improvisación de canciones). La música era un elemento muy importante, Lorenzo era experto en algunos estilos Florentinos, lo seguía su hijo mayor, Piero. Visualizamos esto no solo en los Médici, ya que el mismo Leonardo Da Vinci, era un muy buen músico, confeccionándose para sí mismo una lira de plata. Miguel Ángel al apartarse de estas fiestas, ya daba de joven la impresión que daría toda la vida, de un antisocial y huraño, solo dedicándose a dibujar y esculpir.
Como sabemos Miguel Ángel tenía acceso a la importante colección de Lorenzo. De ella podemos destacar un preponderante enfoque en artículos pequeños y vasijas de piedra, pensando en que Lorenzo era miope, podía ser lo que apreciaba con mayor detalle. En cuanto a las estatuas, igual era poseedor de algunas importantes, pero las mejores se le escaparon de sus manos, ya que la fuente principal de donde venían era Roma (territorio en el que no tenía el mismo poder), y esta ciudad los príncipes de la Iglesia tenían la prioridad.
Muchos veían una obsesión real en torno a la colección de arte por parte de Lorenzo, esto demostrado en el tiempo y dedicación que entregaba (junto con sus empleados) en evaluar compras potenciales y efectivas. El sentido de lo artístico era lo más importante en la Florencia de Lorenzo, algo que muchas veces se transforma en una rivalidad de naciones, por quien tiene los mejores artistas y/o estilos más vanguardistas.
Miguel Ángel, adolescente aún, seguía siendo un artista sin estilo, iba de escuela en escuela y de estilo en estilo, pasando a copiar a artistas como Masaccio, Giotto y Donatello. Es en esta etapa entre los años 1490-1491 que comienza a trabajar en una de sus primeras obras, la “Virgen de la escalera”. Era un relieve de mármol, tallado al estilo de Donatello (sin copiar del todo), ya que este último hacia obras cono tallados superficiales (relievo schiacciato o “relieve aplastado) que tenían parte de los efectos ambientales y espaciales de las pinturas. Miguel Ángel se inspira en un relieve realizado por Donatello, que estaba en la colección de los Médici (el “Banquete de Herodes”, que actualmente está en el Museo de Lille, Francia). Ahora cuando menciono que no era una copia a Donatello es debido a que Miguel Ángel no tenía interés que su escultura “imitase las posibilidades de la pintura” ya realizadas por Donatello, sino que ahora aplasta el espacio, aproximándolo de manera que parezca como un muro detrás de la figura de la Virgen. El artista de todos modos nunca prestó gran importancia en la representación de ambientes o en la profundidad espacial (quizás por incompetencia del artista a su corta edad), ya que vemos unas piernas y manos desproporcionadas. Pero lo que hace impresionante a la Virgen, es que, a pesar de sus defectos, denota grandeza, ya que si se levantara además de divina sería gigante.
La segunda obra de Miguel Ángel de esta época (o la segunda sobreviviente cronológica, quizás debamos decir), es “La batalla de los centauros”, de 1491-1492, cuando tenía dieciséis años. Otra pieza pequeña tallada en mármol, llena de figuras combatientes y agonizantes, correspondientes a hombres desnudos, con cuerpos de caballo. Obra que quizás fue realizada para Lorenzo de Médici, pero nunca fue terminada.
En cuanto a la temática imperante (sobretodo en obras de Miguel Ángel) en terminos muy simplistas, el “hombre desnudo” y “combatiente homicida” es algo un tanto escandaloso para el siglo XXI. Pero, para un aspirante a escultor en el siglo XV, era un estilo que estaba predeterminado. Esta extraña temática de combinación entre el “homoerotismo y el antagonismo feroz”, parece el reflejo de algo profundo en Florencia. Esta ciudad es tristemente célebre por el pecado de la sodomía y sus luchas feroces entre facciones, por lo que no es raro ver obras como la segunda escultura de Miguel Ángel, la Batalla de los centauros.
Esta obra desprende una humanidad imaginada de nuevo y perfeccionada en la mente del artista, desprende naturalidad y fluidez corporal. Una humanidad derivada del núcleo del arte de las antiguas Grecia y Roma, pero equilibrada y vigorizada de una forma novedosa. Esta fue una de las habilidades que aprende Miguel Ángel en la corte de Lorenzo, la segunda lección aprendida es espiritual y filosófica, ya que su mente y su sentido del gusto se forma en el hogar de los Médici (muchas de sus ideas en base a Platón, que probablemente escucha dentro de las clásicas conversaciones diarias de la corte).