Revolución declarada en Caracas: «La primera Junta»
En la península ibérica, las ciudades de España caían ante Napoleón, la junta central en Sevilla se ve obligada a escapar, refugiándose sus miembros en la ciudad de Cádiz.
A finales de enero de 1810, el poder se reestablece en el Viejo Continente, el nuevo ente mandante se llama “La Regencia”, quienes entre sus modificaciones declaran que Hispanoamérica sería ahora parte integral de la nación española, algo obviamente falso. Ya que la ley declarada (en ese momento) tenía escrito que los habitantes de las colonias no tenían derecho a voto e incluso que sus distritos no tendrían una representación igualitaria. Solo cuatro meses después de esto, en el mes de abril, los delegados de La Regencia llegan a Caracas, se convierte en un hecho al empapelar la capital venezolana con panfletos con la nueva Ley.
Uno de los representantes de La Regencia, era Carlos Montúfar, un joven aristócrata compañero de Humboldt en su expedición a américa, que fue amigo de Bolívar y Del Toro en París. Al Bolívar recibir información sobre La Regencia, que prácticamente estaban luchando a duras penas para mantener el control de las colonias, generó en su mente la idea de que era el momento de debilidad adecuado para actuar.
En 24 horas los conspiradores estaban planeando un movimiento para deponer al Capitán general de Caracas y tomar el control de Venezuela. Vicente de Emparán (Capitán General) era una presa fácil, un hombre indeciso, débil hasta con los conspiradores, por lo que confiaban en que sería expulsado sin derramar sangre. Se reunieron un jueves santo, 19 de abril de 1810, en la casa de José Ángel Álamo. Si estaba Bolívar o no ahí es un tema de debate entre historiadores, ya su nombre no aparecer en documentos, pero en base a relatos transmitidos si estaba.
Los criollos conspiradores deciden dirigirse a la alcaldía, no sin antes a lo largo de su trayecto convocar a todos los ciudadanos a congregarse en la plaza principal. Convocaron incluso al capitán general, quién cae en la trampa. Emparán al ver una gran cantidad de activistas se muestra cauteloso, tan pronto como entra en su oficina en la alcaldía, le exigen la formación inmediata de una junta local. El capitán aboga en que era un día sagrado, y toda decisión se pospondría hasta después de la misa del día siguiente, y se dispone a caminar en dirección a la iglesia. Es frenado con fervor por un criollo, quien por los gritos generalizado, que le decían “a la alcaldía gobernador”, lo instan a que volviera y terminara la conversación (negociación). En presencia todo esto de guardias realistas, pero quienes bajo órdenes de Fernando Del Toro se habían retirado de su servicio. El capitán general en base al miedo, se ve obligado a obedecer a los insubordinados.
Los criollos entonces comenzaron a esbozar su propuesta de nuevo autogobierno, subordinada al rey de España. Pero en plena reunión entra de manera imponente el sacerdote, diácono de la catedral, José Cortés de Madariaga, descendiente del famoso explorador «Cortés». Quien escuchando como los criollos instaban a Emparán a dirigir su junta, no pudo soportar como invitaban a un gobernador español a liderar la insurrección, motivó la idea de que si querían realmente la independencia, debían enviar en un barco de vuelta a todos los gobernadores españoles y que el poder local quedara en los propios caraqueños.
Emparán al ver que la gente gritaba que no lo querían, establece públicamente su renuncia, con ello el gobierno de España había terminado. En menos de 48 horas, el capitán general y su grupo, estaban en un barco rumbo a Filadelfia. Con ellos se establece un nuevo gobierno, la “junta Suprema de Caracas Dedicada a Preservar los Derechos del Rey Fernando VII”. Entre sus primeros anuncios se encontraban:
- La junta puede participar en el libre comercio
- Los indígenas ya no pagarían tributos punitivos
- Eliminación del mercado de esclavos
En ese mismo año, declaran su soberanía, las colonias de Buenos Aires, Bogotá, Quito y México, todas crearon sus propias juntas, y a fin de año todas se habían liberado de España, excepto por Lima.
Un problema que se gesta en primera instancia con este grito de independencia, era de parte de quien venía, ya que principalmente era la aristocracia quien lo gestaba, lo cual para el gran grupo dominante de «color» era visto con desconfianza y poco compromiso hacia la causa. Incluso en algunas zonas como Coró, Maracaibo, Pasto y todo Perú, los americanos sentían más lealtad por España que por la tierra en que estaban (muchos años pasarían para lograr la unidad en torno a un fin).
El primer objetivo de la Junta de Caracas, era crear alianzas, ante una debilidad notoria que mostraba ante el mundo producto de los bloqueos y embargos. La Junta decide enviar 3 representantes a Coró, un distrito de Venezuela que siempre se había visto igual a Caracas, pero fueron recibidos con abierto desprecio (incluso en Maracaibo los encarcelaron y deportaron). Era claro que se necesitaba tiempo aún, sobretodo para disuadir a los suyos, incluso con el uso de la fuerza de ser necesario. Ante este escenario se busca el reconocimiento de potencias mundiales, entre las campañas se enviaron representantes a Londres, Washington y el Caribe.
Bolívar quien no creía en la moderación, debió morderse la lengua al ver el éxito de la Junta. Por lo cual cabalga desde su hacienda en el valle del Tuy para ofrecer sus servicios a la Junta. Los nuevos gobernantes cautelosos, desconfiaban de la inflexibilidad conocida de Bolívar, pero cuando este joven se ofrece a financiar completamente la misión diplomática a Londres, no les quedó otra opción que aceptarlo (el grupo se encontraba agotado económicamente, el envío de Emparan y sus subalternos a Filadelfia, tomó una suma considerable de los fondos de la ciudad). De mala gana entonces, es nombrado jefe de la delegación a Londres, y se le da el rango de coronel para darle más prestigio, y solapar así su inexperiencia, lo hicieron además acompañar de gente de confianza, como era el exalcalde de Caracas, don Luis López Méndez y como secretario, al famoso Andrés Bello.
Con el mismo desánimo, la junta envía a Juan Vicente Bolivar, a los Estados Unidos. Otros enviados fueron el insigne diácono Cortés que es enviado a Nueva Granada, y otras 2 delegaciones a las islas inglesas del Caribe (Curazao, Trinidad y Jamaica).
El grupo de Londres, embarca a principios de junio de 1810, en un bergantín de guerra inglés, el “General Wellington”, enviado por el lord almirante Cochrane para este viaje. El Wellington llega a Portsmouth el 10 de Julio, acompañado por un acorazado español (el Castilla), quien desconocía completamente que escoltaba a unos rebeldes. Los 3 representantes llegan a Londres el 13 de Julio, instalándose en el Hotel Morin en Duke Street.