Revolución Francesa

Parte 3: Toma de la Bastilla y abolición del feudalismo

…Mientras en Versalles se conformaba la Asamblea Nacional Constituyente, en París era todo seguido muy de cerca. La prensa se encargaba de difundir lo ocurrido, y en lugares como el «Palais Royal» (acondicionado y abierto al público por el duque de Orleans, de los más emblemáticos nobles liberales) se convirtió en una especie de foro político, donde se discutía todo lo ocurrido en los Estados Generales, además (para empeorar los ánimos) la economía ya no podía más, el precio del pan subía exorbitantemente.

Es en ese contexto que llega la noticia que en los alrededores de Versalles había movimiento de tropas reales, lo que parecía un “posible” golpe de la realeza, para socavar la autoridad de la Asamblea Nacional. Todo esto llega a un punto culmine, cuando el 11 de julio el rey (presionado por sus consejeros), destituye a Necker, su Ministro de Finanzas en ese momento (e impulsador de los Estados Generales en su inicio).

Inmediatamente la agitación se toma las calles de París (y la Asamblea Nacional, en respuesta, vuelve a declararse en reunión permanente). En el Palais Royal, Camille Desmoulins, futuro dirigente jacobino, arengaba a la gente sobre una mesa a tomar las armas. El 13 de julio en el Ayuntamiento, se convocó una reunión de electores (quienes participaron en la elección de los diputados para los Estados Generales), rodeados por una multitud y bajo la dirección del preboste Jacques de Flesselles, se constituyeron en un «Comité Permanente», decidiendo así crear una fuerza armada propia, la “Guardia Nacional”, una milicia “burguesa” del pueblo.

Las excentricidades de María Antonieta: dentro de la tendencia de denuncias de los panfletistas a cerca de Versalles, en María Antonieta de Austria, se encuentra un blanco fácil. Comienza una campaña de desprestigio en su contra, acusándola de despilfarradora y frívola. Pero, ¿Cuál fue el elemento final que determina el odio en su contra?, fue el escándalo del collar de diamantes. En 1785 una pareja de embaucadores hizo creer a un reputado joyero que María Antonieta había querido comprar un valioso collar. Cuando el joyero fue a buscar su pago, se descubre que la joya estaba desaparecida, pero en vez de tapar el asunto, los reyes denunciaron el caso a la justicia, lo cual pone en público sus lujos y derroches ante la opinión pública.

La Guardia Nacional, en inicio estaría compuesta por 48.000 hombres, cuya misión “oficial” era mantener el orden público. Para que fuese una fuerza como tal, requiere equiparse de armas, es por lo que el mismo día (13 de julio), asaltan un pequeño arsenal que no fue suficiente para equiparse, ante lo cual ponen sus ojos en el Hôtel des Invalides, y sin resistencia de las tropas apostadas en él (probablemente porque no quisieron atacar a ciudadanos de París), se hacen de 30.000 mosquetes y 12 cañones, solo restaba la munición.

Posterior a lo mencionado, se dirigen a la Bastilla (donde se creía que se almacenaban cartuchos y armas) el 14 de julio. La Bastilla desde el siglo XVII (en inicio con fines defensivos) servía de prisión política o prisión real, aunque en 1789 los presos no pasaban la decena (en su mayoría presos comunes), pero seguía siendo un signo del absolutismo de los borbones y algo que en el mero aspecto visual expresaba «poder». Estaba en el lado oriental de París y era la fortaleza más imponente de la ciudad.

¿Cómo ocurre el asalto a la Bastilla?

Con la llegada de los revolucionarios (que en un principio solo querían hacerse de munición, no tomarla), la resistencia de la guarnición en la Bastilla fue inmediata, será un asalto que dura horas y con un centenar de muertos entre los atacantes. Bernard de Launay era el gobernador a cargo de la defensa de la Bastilla, compuesta por 32 suizos y 82 inválidos (soldados veteranos no aptos para el servicio de combate). El inicio de la contienda, es mediante intercambio de disparos con parisinos que iban en aumento (principalmente del suburbio de en frente, Saint-Antoine), pero con el pasar de las horas llegan los cañones y el gobernador De Launay se intimida, decidiendo abrir las puertas. El pueblo enardecido, sediento de venganza, asesina a De Launay mientras era trasladado por la turba hacia el Ayuntamiento, en similar situación fallece el preboste Jacques de Fleselles (Alcalde), por no apoyar el movimiento, muriendo al ser trasladado al Palais Royal para ser enjuiciado por traición. Luego los insurrectos instalan barricadas en las calles a la espera de la reacción del gobierno.

Pero las fuerzas reales estaban desbordadas para una respuesta contundente. Lafayette toma el mando de la Guardia Nacional y Bailly es nombrado alcalde de París bajo una nueva estructura de gobierno municipal, “La Comuna”, constituida por el mismo comité de electores (que eligieron a los diputados).

El 17 de julio Luis XVI visita la ciudad que lucía en el Ayuntamiento la escarapela tricolor, emblema de París y símbolo revolucionario nacional. Esta (en inicio) “revolución municipal” de la capital, se propaga inmediato a las otras ciudades de Francia, donde se formaron más municipalidades y más Guardias Nacionales.

Revolución campesina y abolición del feudalismo

En 1778-1779 hubo malas cosechas, lo que agudizó la hostilidad entre campesinos y los señores feudales. Es en este escenario entre julio y agosto, que surge el llamado “Gran Miedo”. Un rumor “irracional” según el que vagabundos y bandoleros de los campos, eran enviados por los señores feudales a propósito, para destruir las cosechas, y con ello aumentar la carga impositiva en los campesinos. El miedo de los campesinos condujo a la violencia, en forma de asaltos a los castillos y las abadías, que fueron saqueados y destruidos, junto con sus archivos donde estaban los registros de derechos señoriales (terriers) que los campesinos buscaban abolir.

Las noticias de lo ocurrido llegaron a Versalles a la Asamblea reunida. Los diputados, incluidos nobles, comprendieron que para deponer la destrucción de castillos era necesario ceder a las demandas campesinas. Así fue como el 4 de agosto, Lafayette y el duque de Aiguillon, el mayor terrateniente del reino después del rey, proponen la abolición de los derechos feudales.

por una parte, los derechos personales, como la corvée (el trabajo obligatorio para el señor) serían suprimidos sin indemnización alguna, en cambio los derechos de propiedad serían suprimidos con indemnización de por medio. La propuesta fue acogida con fervor por los parlamentarios, y en solo horas la abolición se extendió a todo tipo de privilegios de clase (mucho más de lo hablado), corporativos o provinciales, a la transmisión hereditaria de cargos, a las pensiones, etc. Claramente tomó ribetes más allá de lo pensado, y muchos diputados terminaron arrepentidos de lo ocurrido. Esto visualizado en la comisión que se formó para aplicar la abolición de los derechos feudales, ya que reintrodujo en los meses siguientes algunos de estos derechos y fijó algunas tasas de rescate (cobros) para los campesinos, que estaban fuera de su alcance. Para que ocurriese la abolición completa pasarían unos años, hasta julio de 1792.

Otra medida de la Asamblea Nacional fue aprobar una declaración de derechos individuales. Para este punto se basaron en la Revolución norteamericana y su declaración de derechos, de hecho Thomas Jefferson en ese momento embajador de Estados Unidos en París, colabora con el proyecto presentado por Lafayette un 11 de julio. Aunque finalmente sería adoptado un proyecto que se elabora en la misma Asamblea, con un debate iniciado el 20 de agosto hasta el 26 del mismo mes, bajo la cual se aprueba la “Declaración de los derechos del Hombre en Sociedad” (nombre inicial), de ideas liberales y reafirmaba los derechos jurídicos personales frente al Estado. En 1791 con su nombre definitivo “Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano”, es el preámbulo de la nueva Constitución y pasa a ser el manifiesto de todos los revolucionarios europeos.

«Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano»: fue de los elementos más importantes de la Revolución, aprobada por la Asamblea Constituyente el 26 de agosto de 1789, estaba compuesto por 17 artículos. Se habla de que tenía un carácter incompleto y sesgado, ya que afirma claramente los derechos de seguridad jurídica y propiedad, pero no habla nada de los derechos de asociación, reunión y petición, o de la libertad de culto. La verdad es que había un compromiso por parte de los autores de introducir correcciones y mejoras en los posteriores debates constitucionales, pero fue tanto el éxito que tuvo en la opinión pública nacional e internacional, que al promulgarse la Constitución de 1791, la Declaración se incluyó tal cual se había aprobado 2 años antes. Hay que decir que la Declaración contaba con un texto de preámbulo, cuya lírica filosófica encantaba a la ideología ilustrada imperante en ese momento.

La “unanimidad revolucionaria” fue solo una apariencia, ya que hubo puntos que generaron choques de criterios, por ejemplo, en cuanto al poder que había que atribuir al monarca, algo que circunda todo el periodo de la Asamblea Constituyente, y no queda resuelto ni con la aprobación de la Constitución de septiembre de 1791.

Los primeros debates de la Constituyente, dieron dos bandos: por un lado, los “monárquicos”, proponiendo un sistema de doble cámara (como los ingleses), con un Senado formado por notables de base hereditaria (que iba contra el ideal igualitarista de la Asamblea actual), al igual que defendían que el rey debía tener un derecho de veto absoluto frente a lo que legislaba la Asamblea. En oposición a estos, se encontraban los “patriotas”, que rechazan la creación de un senado y admitían el veto real solo con carácter “suspensivo”.

De los dos bandos, en las votaciones del 10-11 de septiembre, los patriotas se imponen con contundencia, la Constitución solo contemplaría una cámara y limitaría el veto real a dos legislaturas. 

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