Bernardo O`Higgins

La muerte de Ambrosio O’Higgins y las dificultades con su herencia

Bernardo O’Higgins, luego de su instrucción en Londres, sus inicios con las ideas independentistas, luego de haber casi muerto en la guerra de España contra Inglaterra y llegar a conocer la pobreza en un lugar completamente ajeno a sus queridas tierras chilenas. Desesperadamente necesitaba ayuda, extrañaba a su madre, pero ella nada podía hacer. El cambio de vida proviene de una herencia, de aquel hombre que de las sombras siempre manejaría los hilos de su destino, y que quizás en su corazón, lo estimaba más de lo que la literatura puede reflejar…

En caso de que Ambrosio O`Higgins hubiese estado enojado con el joven Bernardo, muy probablemente en el lecho de su muerte elimina cualquier resquemor hacia su hijo, y testó todo a su favor (lo más importante dentro de sus riquezas, la hacienda “Las Canteras”). Ahora, su regreso a Chile, sería mucho más holgado en lo económico, con nuevas personas a su alrededor buscando «interesadamente ayudarlo» .

Probablemente este cambio de Ambrosio tan abrupto viene de su situación tan paupérrima en sus últimos días como un político.

Para contextualizar, Ambrosio se entromete groseramente en los asuntos de Osorno (ciudad refundada por él y a la cual le tenía mucho cariño) y en temas del gobierno de Chile a modo general. En ese momento el gobernador de Chile era Gabriel de Avilés y Fierro, que había generado un odio por el irlandés al no dejarlo gobernar en paz. como hecho final, Ambrosio designa a otro irlandés a cargo de repoblar Osorno (John Mackenna) y ni siquiera le consulta al gobernador de Chile de su mandato. Pero, en un futuro próximo, Avilés será virrey de La Plata, ya con un cargo poderoso para vengarse, empieza a poner en duda la fidelidad de O´Higgins, ya que, en vez de apoyar a España en la guerra con los ingleses, daba trabajo a “enemigos” de la Corona (entendiendo que, en la época para un español era prácticamente lo mismo hablar de inglés que de irlandés, aludiendo por ejemplo a Mackenna). Ya en el año 1800 explota el conflicto, y la Corona decide que no había sentido en tener un «inglés» (irlandés), teniendo que ceder el puesto a su enemigo, sintiendo como a quién había dedicado su vida, le daba la espalda de la peor forma

La herencia de Bernardo correspondía a más de 20 mil hectáreas y tres mil cabezas de ganado. Bernardo se embarca en 1802, en la fragata «Aurora», ya con un viaje más seguro gracias al “Tratado de Amiens”, que determinaba el cese del conflicto entre los británicos y los franceses (y sus aliados como España). 

Cala en tierra chilena en la ciudad de Valparaíso, en 1802. Viaja a Santiago y se aloja en casa de Thomas O´Higgins (sobrino de Ambrosio), si bien hubo buena acogida, se enteraría pronto que la herencia no le sería entregada tan fácilmente. Esto debido a un juicio de residencia en contra de Ambrosio en proceso, algo normal cuando un funcionario real deja el cargo, para así evitar que tomen posesión de algo que podría pertenecer a la Corona, obstaculizando el trámite de sucesión. Bernardo decide escribir a los albaceas de Ambrosio (personal administrativo encargados de la herencia), argumentando que la hacienda, fue comprada antes que Ambrosio fuese gobernador de Chile. Pedía que se comunicase dicha información al administrador de la hacienda, Pedro Nolasco del Río (comandante de los Dragones de la Frontera, antiguo cargo de Ambrosio) para que hiciese entrega de las tierras. En esta petición es donde por primera vez en su vida firma «Bernardo O´Higgins de Riquelme» y lo hará por siempre.

Bernardo ante tanta incertidumbre comenzará, con la ayuda de su primo Thomas, a buscar alguna muchacha de buena familia, pero su situación actual, sin una fortuna del todo clara, y siendo un extranjero (en tiempos de guerra), no le abría las puertas para mujeres de buena cuna, solo a mujeres de clases más bajas.

Logra realizar un viaje al sur, a la ciudad de Los Ángeles, donde pudo entrevistarse con Pedro Nolasco. Pero los albaceas ya habían advertido a Nolasco que no podía entregar nada, solo «fiar», quien al parecer tuvo lástima del muchacho, quien acarreaba muchas deudas desde Cádiz (bajo las cuales le fue posible volver a Chile), por lo que le permite vender algunos animales (un tanto astuto, entendiendo que el muchacho sería el próximo dueño y que luego podría hacerle recordar dicho favor a su conveniencia), incluso lleva a Bernardo a un parlamento con los mapuches en Negrete, donde había obtenido sus éxitos iniciales su padre, para ayudarle a asentar su futura posición

Ya sin más por hacer en la Frontera, emprende rumbo a Lima, para entrevistarse directamente con los albaceas. En mayo de 1803, se embarca junto a Tomás Delphin, viejo confidente de Ambrosio, que ahora brindaba todo el apoyo a Bernardo. En Lima obtiene una calurosa bienvenida de sus antiguos compañeros de colegio, pero se topa con la burocracia, ya que como el testamento decía que es acreedor de “tres mil cabezas de ganado”, pero como el tiempo pasó, eran muchas más, y los abogados con una idea contraria a Bernardo, quien justamente abogada porque todas eran suyas, no querían hacer entrega del total (terminando Bernardo ganando a su favor dicho conflicto menor).

En enero de 1804 regresa a Chile, estando ya todo listo para recibir Las Canteras. Dicho proceso duró veintidós días, el cual reunió cuatro mil trescientas vacas y quinientos caballos (entre otros animales que habían). Algo de lo cual pertenecía a su primo Thomas, cancelando por cuatro años, el valor aproximado de mil quinientos vacunos. Sin una casa patronal propiamente tal, inicia así la nueva vida de Bernardo en su nueva hacienda, una nueva vida dedicada al campo, al trabajo, que dará sus frutos.

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *