De Inglaterra a España, la decadencia y el duro retorno a Chile
Bernardo inicia su viaje de retorno embarcando en el puerto de Falmouth con destino a Cádiz, luego de una inicial formación en Inglaterra y con los ideales de Miranda dentro de su nuevo bagaje intelectual. Por su parte De la Cruz, ya tenía la idea de mover influencias para el ingreso como cadete a una academia militar, aunque era difícil con 22 años, pero el dinero en aquellos tiempos todo podía hacer (hasta comprar un cargo militar), la idea era lograr que Bernardo fuese un hombre independiente, y así tener tanto a Ambrosio como Nicolás De la Cruz el deseado desligue del imprudente joven. Esto de mover influencias con dinero ya tenía un antecedente con Demtrio Higgins, un sobrino de Ambrosio, a quien le compraron el grado de teniente de la Guardia de Corps (algo así como las huestes de la corte, que funcionaban como una subdivisión del ejército). Respondiendo a las expectativas de su tío Ambrosio, Demetrio termina en 1798 en Lima ayudándolo directamente, para la luego ser intendente de una región peruana.
Nicolás De la Cruz, escribe a su hermana (Bartolina, esposa de Albano), para obtener el certificado de bautizo de Bernardo, el que era requisito mínimo para buscar la forma de lograr un escaño en el ejército local, un poco presionado por Ambrosio, quien tenía el temor de que Bernardo buscase asilo en el ejército inglés o algún enemigo de España. Al recibir el documento, mencionaba el nombre de “Bernardo Higinz”, no Riquelme. Ante lo cual, De la Cruz, tenía dos caminos, dejar todo hasta ahí para no generar polémicas o cambiar el apellido Riquelme por Higgins (develando así la historia oculta de Ambrosio), a sabiendas de su lealtad, es lógico que toma la primera opción.
Sin haber muchas más opciones en Cádiz para Bernardo luego de este incidente con su apellido, de un momento a otro la llegada de dinero cesa, convirtiendo ya su vida en un infierno. Ahora De la Cruz, lo traslada del segundo piso de la casa gaditana (donde fue recibido en su primera llegada a Cádiz) al primer piso con toda la servidumbre. No queda muy claro de lo drástico de todo esto, pero aparentemente a sus oídos llega información de los padrinos relojeros de Londres, quienes mencionaban que Bernardo era un despilfarrador con su dinero, incluso vende libros de estudio para sus gastos en fiestas. Información que llega a Ambrosio, respondiendo con una furiosa carta a su hijo, casi con la drástica orden a De la Cruz de dejar al muchacho en la calle, pero Nicolás concluye que la información de los relojeros no era del todo veraz, y relaja el castigo con Bernardo, sin admitir nunca su error.
Ahora nos cabe preguntar si un pequeño desorden de juventud, era para tan gran represalia de Ambrosio, probablemente no, por lo que ahí entra la idea de que había otra razón detrás.
Sabemos que la red de amigos de Ambrosio, lo tenía alertado de Miranda y el peligro que implicaba. La conexión con Ambrosio, llega por un ex aliado de Miranda, el cubano Pedro José Caro, de quien Miranda desconfiaba, y resultaron ciertas sus dudas, ya que luego de una serie de aventuras termina en Hamburgo y revela el complot al cónsul español. Historiadores aseguran que, entre los papeles de Caro, se encontraba el nombre “Bernardo Riquelme”, ya conocido por la corte española como hijo de Ambrosio, lo que concluye en que el 19 de junio de 1800, el rey decidiese la remoción del irlandés (argumentando razones de salud y edad).
Algunas ideas refutan que la corona supiese de todo esto, y que solo Ambrosio se entera por amigos de la relación con Miranda, sustentado en que las autoridades gaditanas no le hicieron nada a Bernardo y que De la Cruz nunca se diese por enterado de estas reuniones (aun pasando bajo sus narices, de quien además sabemos no tenía simpática por las ideas de independencia y claramente lo hubiese dejado en la calle en caso de saber algo).
Por otro lado, Ambrosio tenía mayores problemas que su revoloteado hijo, Gabriel de Avilés, ex gobernador de Chile y virrey en Buenos Aires, que bajo manipulaciones en la corte, deseaba el cargo del anciano O`Higgins, quien ya octogenario, podía fallecer en cualquier momento.
Bernardo se hace de dos amigos afines a la causa revolucionaria, el chileno José Madariaga y el argentino Juan Pablo Fretes. La influencia de ellos fue tan fuerte como la de Miranda, y ambos eran parte de la logia de Miranda. Vio en ellos a unos iguales, por la similitud de sus historias.
Sin embargo, de manera inexplicable (sin documentos formales del proceso), la llama de la revolución decae y da paso a la melancolía y la obsesión de regresar a Chile, probablemente por el simple hecho de extrañar a su mama (evidenciable en cartas). Pero no era fácil volver, en 1800 España se encuentra en guerra con Inglaterra, repercutiendo en inseguras rutas marítimas, por lo que queda atrapado por un tiempo, hasta el 3 de abril de 1800, donde en la fragata “Confianza” que iba a Buenos Aires, conformando un gigantesco convoy escoltado por cuatro buques de guerra.
El viaje fue un caos. Fueron emboscados por fragatas de guerra inglesas, para la suerte de Bernardo y su dominio del inglés, actuó como interlocutor. No quedó más remedio que rendirse ante el poder inglés. Cuando el capitán enemigo comienza a tomar prisioneros, llevaba a Bernardo para todos lados consigo. Luego de unos días de viaje, llegan a Gibraltar, donde le quitan todas sus pertenencias, dejándolo solo con lo puesto, sufriendo hambre por días, durmiendo hasta en el suelo de la intemperie. Emprende un viaje a pie hasta Algeciras (ciudad española junto a Gibraltar, unos 30 kilómetros) donde tuvo la fortuna de encontrar al capitán Tomas O`Higgins, sobrino de Ambrosio (hijo de su hermano Michael), quien también había sido hecho prisionero en el mismo incidente, le regala un peso (dentro de lo que poco y nada que tenía) y como pudo toma un barco de vuelta a Cádiz, ofreciendo pagar a la llegada. Pero tan solo al día siguiente de zarpar, fueron atacados por un buque de guerra inglés, del cual logran mantener distancia y buscar protección en el castillo de Santi-Petri, donde con la noche siguen el viaje hacia Cádiz. Se ve obligado a volver donde De la Cruz, para disgusto de ambos.
Bernardo pensaba que como Portugal no estaba involucrado en la guerra podía tomar un barco desde Lisboa con destino a Brasil y de ahí a su destino final, pero su plan cambia a causa de una epidemia de fiebre amarilla en Cádiz, en 1800. Una de las víctimas de ello, fue el mismo primo Tomas O`Higgins, muriendo en vista de Bernardo. Se impone un cordón sanitario alrededor de Cádiz, con lo cual no puede salir de ahí. Nicolás De la Cruz, probablemente por sus influencias, logra salir con destino a Sanlúcar de Barrameda, junto a su familia y se sumaría Bernardo, pero se enferma antes. De la Cruz consigue cura, extremaunción y ataúd.
Bernardo llega a tener vómitos sanguinolentos, y fiebre de hasta 40 grados. Solo esperaban que diera su último suspiro, le suministran quina, que solo funcionaba como antipirético, pero sucede el milagro y Bernardo se recupera. Se atribuye esto a un comerciante irlandés, amigo de Ambrosio, llamado Felipe Hoche, con estudios de medicina en París. Él se lo lleva a su casa, le da cuidados y alimento.
En Cádiz, Bernardo recibe una carta de su madre, comunicando la muerte de su abuelo Simón Riquelme, consecuencia de lo cual ahora Isabel, junto a Rosa de diecinueve años y Nieves de nueve años, vivían en la total pobreza (hubo una herencia, pero esa pequeña fortuna se tuvo que dividir entre los once hijos, de los dos matrimonios). Es en esta época donde surge la historia de Isabel como “costurera”, quien cose para quienes pudieron ser sus pares. Isabel migra a la casa de Lucía, su media hermana (casada con Gaspar Flores). La familia Flores Riquelme tenía tres hijos, Juan, María de los Dolores y Javiera, primos con los cuales Bernardo tuvo buena relación. Otra ocupación de Isabel, fue la de partera, ocupación que desarrollaba junto a Lucía, se trató de legitimar dicho oficio, pero no llega a puerto.
Con los problemas de su madre, Bernardo estaba más decidido que nunca a regresar a Chile. Decide vender su piano, con mucho dolor, pero no ayudaría mucho porque De la Cruz, amenazaba con quedárselo, a causa de la gran deuda que llevaba Ambrosio con él por la mantención de Bernardo, situación extraña considerando lo rico que era Nicolás (puede ser un poco atribuible este punto a lo dramáticas de sus cartas, desde donde se obtiene dicha información, quizás a modo de buscar tocar el corazón de su padre).
Pero no sería el último encuentro con De la Cruz, ya que informa Bernardo, que su padre, había dado la orden que lo echase de la casa. Una situación que deja perplejo a Bernardo, sin entender la razón. Pero hay dudas de la realidad de esta situación, ya que casi al mismo tiempo Ambrosio en Lima (con ochenta y un años), confiesa a Thomas Delphin, que quiere traer al muchacho de España, con la intención de testamentar a su favor. Y sería el testimonio de Delphin vital para legitimar dicha acción (no hay entendimiento sobre la discrepancia de ambos hechos).
El testamento de Ambrosio, no es por algo reflexivo, sino porque estaba pronto a morir. En enero de 1801, sufre la rotura de una arteria inmediata a una úlcera en su cabeza, siendo operado al mes siguiente, tal vez una simple sutura en contexto de la época. En marzo del mismo año, fallece Ambrosio O`Higgins.